Esta ruta transcurre por Macedonia, Albania y Montenegro.
Después de mucho leer, investigar y comparar para organizar esta ruta voy a limitarme a contar lo que nosotros hicimos.
Nuestra pequeña aventura balcánica comenzó cogiendo un vuelo desde Zagreb al aeropuerto Alejandro Magno de Skopje, capital de Macedonia.
A nuestra llegada habíamos reservado un coche de alquiler en el aeropuerto a través de National, ya que no existe transporte público hasta la ciudad, únicamente taxis. Pero cuando llegamos no había nadie allí. Menos mal que el hombre que estaba en el mostrador de al lado nos prestó su móvil para llamar. Al rato se presentó un trabajador de la compañía que hablaba poco inglés y no sabía cómo proceder. Dos horas después conseguimos nuestro coche: un Fiat Punto Grande sucio, con un faro y un intermitente fundidos y un tapacubos de sobra en el asiento trasero.
Para salir del aeropuerto teníamos que meter un ticket con un código de barras para que se nos levantara la barrera pero no funcionaba. Menos mal que unos hombres que estaban sentados por ahí se acercaron a ayudarnos y por lo menos tradujeron lo que decía la máquina, que era que ya estábamos fuera del parking, cuando en realidad seguíamos dentro. Menos mal que el "becario" de National seguía por allí y pidió que nos abrieran la barrera...
Así empezó nuestra pequeña aventura.
Skopje
Nos costó un poco orientarnos para llegar al hotel porque o no hay placas con los nombres de las calles o están en cirílico.
Skopje nos sorprendió gratamente porque mantiene una mezcla entre la parte vieja, una especie de mini-Estambul, y la más moderna. Aunque tenía partes en obras que la deslucían un poco. Además había wifi gratuito por toda la ciudad.
Aloja el Museo de la Madre Teresa, ya que Gonxha Agnes Bojaxhiu, su verdadero nombre, nació aquí en 1910. Existe una placa en el lugar donde estaba su casa, de la cual no queda ya nada.
Siguiendo la calle del museo hasta el final se encuentra el reloj de la antigua estación de tren, que marca las 5:17 desde el 26 de julio de 1963, día en el que el país sufrió un terremoto de 6.9 en la escala de Richter. La ciudad estaba además llena de esculturas callejeras y unos ceniceros con forma de pulmones que invitaban a dejar de fumar.
La moneda de Macedonia es el dinar (1 euro = 61 dinares). Tengo que decir que los precios en general son bastante baratos y puedes tomar un té o una soda en una terraza por unos 30 céntimos de euro. El idioma macedonio es un idioma más cercano al búlgaro, pero con un poco de croata e inglés te defiendes.
Nuestro viaje por Macedonia continúa hacia el sur, destino Ohrid. De camino buscamos el Museo Etnográfico más pequeño del mundo, situado en la localidad de Džepčište, a las afueras de Tetovo, a unos 56 kilómetros de Skopje.
Encontrarlo ya fue complicado porque íbamos sin GPS ni mapas, no vimos ningún cartel y la gente no entendía inglés. Paramos en una gasolinera a preguntar y el empleado no tenía ni idea de dónde estaba. Al arrancar vemos como a 50 metros enfrente esta indicación en la carretera.
El problema fue que una vez entras en las calles de Džepčište no pone nada más, así que tuvimos que dar varias vueltas y preguntar, aunque luego era tan fácil como seguir recto y pasamos por la puerta sin verlo (es una casa). No obstante, es mejor preguntar por "Muzej" (Mutzei) en vez de "Museum" en inglés porque nadie te entiende.
De todos modos, al llegar el dichoso museo estaba cerrado...
Ohrid
Continuamos unos 140 kilometros desde Džepčište hasta Ohrid, Patrimonio de la UNESCO. Esta ciudad se encuentra al sur del país, a orillas de un lago compartido con Albania.
En Ohrid merece la pena callejear buscando sus iglesias y las ruinas de un teatro romano. También tiene una fortaleza en lo más alto.
Ohrid era además el punto en el que dejábamos el coche de alquiler, concretamente en el aeropuerto San Pablo Apóstol, para seguir por otros medios hasta Albania. La razón es que alquilar un coche para cruzar tantos países sale carísimo. Cuál fue nuestra sorpresa al llegar y ver que en ese aeropuerto realmente no existen mostradores de alquiler de coches y menos aún de National, a pesar de que era lo que habíamos reservado.
Por suerte, la mujer que trabajaba en el mostrador de Información fue increíblemente amable, nos dijo que eso ya le había ocurrido otras veces y se quedó con las llaves del coche, llamó a la compañía (nadie contestó) y nos pidió un taxi por teléfono para ir a Struga, otra ciudad a orillas del lago, e intentar coger un autobús hasta Tirana, capital de Albania.
Abandonamos el coche allí y para completar la historia tengo que hacer un paréntesis para contar que una semana después de regresar recibimos un correo electrónico de National preguntando dónde habíamos dejado el coche. Obviamente dijimos que donde ponía en nuestra reserva. Al poco nos confirmaron que ya lo habían localizado, menos mal.
Cogimos un taxi dirección Struga. Le preguntamos al conductor si se pueden coger autobuses para Tirana. Medio entendemos que pregunta algo sobre Tirana por radio y nos dice en un inglés muy básico que el próximo autobús salía a las 23 horas de la noche. Por si no ha quedado claro ya, la gente en Macedonia es súper amable.
Decidimos que eso era muy tarde porque teníamos reserva para dormir en Tirana, así que le mostramos un papel para que nos llevara hasta Qafë Thanë, un sitio de la frontera con Albania. Mientras el conductor coge nuestro papel, porque éramos incapaces de pronunciarlo bien y no nos entendía, estamos a punto de atropellar a una ciclista.
Al final llegamos a la frontera con Albania, por un precio de unos 8 euros. Cogemos las mochilas y decidimos cruzar la frontera caminando con la intención de coger algún autobús o una minivan compartida que nos llevara hasta Tirana.
Continuará...
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