viernes, 29 de abril de 2011

Ruta: Istria II

Pula
Es la ciudad más grande de la península de Istria, situada en el extremo sur, y es conocida por los restos arquitectónicos de la época romana, como un anfiteatro, un teatro, el arco de los Sergios o el templo de Augusto. El anfiteatro de Pula es uno de los mejor conservados del mundo, aunque por dentro no queda mucho.



Podríamos decir que Pula es algo así como la Roma croata. Comimos en un sitio un poco alejado del centro de comida típica istriana que se llama Vodnjanka, en la calle Vitezićeva 4, y que nos habían recomendado en la oficina de alquiler de coches.

Brijuni
Al día siguiente partimos en barco desde Fažana al Parque Nacional de Brijuni, que son unas islas que están justo enfrente. Se puede comprar la entrada en la oficina del Parque, que está en el mismo puerto de Fažana o reservar previamente. Por 170 kunas (23 euros) realizamos una excursión guiada de más de 3 horas.


Brijuni es conocido por ser el lugar de reposo y vacaciones de Josip Broz "Tito", presidente de Yugoslavia, quien nació en Kumrovec, muy cerca de Zagreb. Nos dijeron que pasaba allí seis meses al año, así que no creemos que se matara trabajando...


La visita comenzó por el museo donde hay animales disecados y en la planta superior una exposición de fotos de Tito en Brijuni, en plan: Tito con unos niños, Tito con su caniche, Tito con la reina de Inglaterra, Tito recogiendo mandarinas, y así... La mejor era la de "Tito cuidando de los animales" y aparece con una escopeta en el regazo y un muflón muerto al lado.


Tito recibió en estas islas a multitud de jefes de Estados y presidentes de su época, de quienes recibió regalos tales como cebras, elefantes y otros animales, que siguen viviendo allí en un pequeño zoo.


En estas islas pasó también un año el científico alemán Robert Koch, quien erradicó la malaria de la zona y que más tarde sería Premio Nobel de Medicina por su investigación de la tuberculosis.


Uno puede alojarse en la isla, lo cual no está nada mal, y recorrerla en bici tranquilamente. Ya que aunque la excursión estaba bastante bien echamos de menos haber parado en las ruinas romanas o en las huellas de dinosaurios que se conservan allí. De todos modos, se puede quedar uno a pasear libremente y volver en el siguiente barco.

Después de esto, abandonamos Istria en ferry con destino a la Isla de Cres.

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