En Croacia las calles pueden parecer que cambian de nombre, por ejemplo Junija Palmotića puede denominarse también Palmotićeva, Ivana Gundulića como Gundulićeva o Ivana Tkalčića, la calle de las terrazas, Tkalčićeva. La razón es porque el croata es un idioma con declinaciones.
Esto hace que a veces resulte difícil orientarse o buscar las direcciones en un mapa.
Otra de las curiosidades de las calles es que en la parte alta de la ciudad, junto a las farolas de gas, se conservan los carteles con los nombres en croata y en alemán, recuerdo de la época austrohúngara.
Para más información sobre el croata o para estudiarlo existe Croaticum, la academia de croata de la Universidad de Zagreb.
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